domingo, 21 de junio de 2009

Reflexión antes del final.




18 de Marzo de 2000

La consumación del letargo se acercaba cada vez más. Sus pensamientos anclados en un tiempo ya olvidado, cobraban vida, pese a que el recuerdo de su existencia se había disipado como la llama de una cerilla, fugaz, intensa e inservible tras su función.

La luna había menguado demasiado y la señal era cada vez más evidente, el fin de todos sus hijos se hacía evidente. Su largo descanso y la transigente espera llegaban a su final. Demasiado tiempo había marchitado al mundo, demasiado odio corría en la sangre de sus hijos. Y demasiadas… ansias de poder.

La inmortalidad no es un juego, sino un castigo. No había nada más ruin que el sobrevivir alimentándose de la vida de otros. Pero ¿Qué diferencia hay de lo que hacen los humanos? ¿Acaso los humanos… no asesinan animales para alimentarse y así sobrevivir? No es más que la cadena alimenticia…

Pero la inmortalidad a la sombra, bajo el yugo amenazador del día. El viaje por la eternidad y bajo la mirada decepcionada de tu propio padre, creador. Era el peor de los castigos.

-¿Qué has hecho con tu hermano?

- Él me lo pidió, el dijo que le entregase aquello que considerase más puro, aquello que más amara…

El precio de complacer aquello que le dio la vida, no fue más que el de entregarle lo que más estimaba. Su propia sangre, su propio amor, su propio hermano.

Él dio la espalda al culpable de su motivación, al que consideró el culpable de lo que había hecho. Al culpable de la sangre derramada en sus manos. Se entregó al castigo, al castigo de la inmortalidad maldita y la eterna soledad.

Solamente creó a unos pocos, para no sentirse sólo y esos pocos traicionaron su confianza. Así marchó… poniendo viento, fuego, tierra y agua por medio para separarse de aquella aberración creada… Comprendió y aceptó la magnitud de su castigo, así desapareció y se entregó al sueño de los tiempos.

Ya quedan pocas noches para que su ausencia se disipe y vea que sus hijos rompieron con la promesa de salvaguardar lo que eran… pasaron de ser apenas una ciudad… a convertirse en una plaga que acecha el mundo entero.

El final de todo se acerca y es inevitable, las señales ya se han mostrado, las cartas están echadas y todos hemos perdido con un repóker de Ases. Hemos perdido en una partida amañada por nosotros mismos. Hemos abandonado las buenas cartas, aferrándonos a un enorme farol que no trasciende y en el que nadie cree. ¿Es una broma? No lo sé, sólo sé que el mundo que hemos creado se está desmoronando y cuándo el letargo del padre acabe… vendrá para acabar con sus hijos. No habrá castigo, replicas, ni juicios… sólo la nada y el olvido. La extinción y la pesadilla eterna.

Lo único que nos queda es parar y reflexionar. ¿Desde qué momento hemos caído en el tremendo error de coger aquello que no nos pertenece? Sólo queda reflexionar y pedir perdón. Pues el final se acerca y no podemos hacer nada.

Si alguien lee esto, es que el mundo no se ha extinguido y sólo hemos desaparecidos nosotros.


Mi nombre es Marco Octavio de Itálica, Nací en el 347 a.d.C y soy un Vampiro Independiente a cualquier Secta, Religión, Orden o Clan. Nací siendo un hombre libre y así es como desapareceré.

1 comentario:

  1. Gracias ;)

    Por cierto, espero un texto de esos en los que se escupe a la realidad o similares :P


    Otro Galliard...

    ResponderEliminar