viernes, 22 de octubre de 2010

Menú del día.







Colocó la palma de su mano sobre aquella fría puerta de metal y empujó para entrar de la forma menos brusca posible. No era su intención el llamar demasiado la atención (al menos por ahora).

Un olor fuerte salió hacia la calle. Tabaco, olor corporal de una treintena de personas que estaban allí, un cóctel de aromas a los 10 tipos de platos combinados que servían y sobre todo poca ventilación.

Buscar una mesa libre fue algo complicado, estaba lleno de obreros al ser un Jueves. Pero localizó una lo suficientemente apartada para estar un poco tranquilo.
Se sentó y en seguida un camarero se le acercó con una libreta y un bolígrafo.

- Bienvenido al Mesón Casa Pepe, ¿Qué le pongo para tomar?.

Miró hacia el camarero con detenimiento. Era alto, moreno con algunas canas que marcaban su bien entrada cuarentena y con un gran bigote negro como su pelo. Portaba un lápiz en la oreja y vestía con una gran camisa blanca tipo chef.

- Mmmm... Quiero una Coca-Cola y un par de sobres de ketchup, por favor.

El camarero le observó extrañado.

- De acuerdo... ¿Ha decidido que combinado desea para comer?

- Sí, quiero un 6.

- Combinado 6. Huevos fritos, pimiento frito, pollo a la plancha acompañado de patatas fritas. ¿Desea el extra de Bacon? Por un par de euros más, añadimos bacon al plato.-
Contestó el camarero.

- De acuerdo.

El camarero se encaminó hacia la barra.

Tras echar una mirada periférica al local, se metió la mano en su americana para sacar un pequeño cuaderno con tapas de cuero desgastado. Lo colocó sobre la mesa y se levantó para dejar en el respaldo de la silla que le acompañaba la chaqueta de su traje.

Deslizó por un momento sus dedos sobre la tapa de aquel cuaderno pensativo y quitó la goma que lo cerraba.
En ese momento unos pasos se detuvieron frente a la mesa. Era el camarero que traía una botella de cocacola pequeña y un vaso con hielo.

Ni siquiera miró al camarero mientras dejaba el vaso y la botella sobre la mesa. Estaba inmerso en sus notas.
Tras revisar sus notas para ese día cerró la libreta y la guardó en la chaqueta. Vertió el contenido de la botella en el vaso y esperó a la comida tranquilamente.

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Mientras destrozaba el bacon con el tenedor pensó que quizás le dieron el nombre del local mal o algo, pues la persona que buscaba no estaba.

Y su móvil vibró.

- ¿Si?

- Soy yo.

- Sí, dime.

- Han convocado a las familias.

- ¿Y eso?

- No me lo han confirmado, pero hay rumores...

- Entiendo.

- Por ello nos gustaría que en los próximos días estés lo más localizable posible, para confirmar cuándo nos reuniremos.

- ¿Qué insinúas?

- Nada.

- Si no te cojo la llamada es porque estoy ocupado como siempre. ¿Qué pasa que uno no puede trabajar tranquilo, descansar o irse de putas?

- Tranquilo Andrew, no pasa nada. Es sólo que si tenías planeado algún viaje para los próximos días… lo pospongas por el momento, por favor. Se ha insistido mucho en que estés presente.

- De acuerdo.

- Perfecto. Estamos en contacto.

- Adiós.


Colgó la llamada y en ese momento sus ojos se desviaron hacia la puerta que se abría para dejar paso a un par de sujetos.

"Ya era hora" pensó.

Los hombres se sentaron en una mesa algo alejada, pero lo suficientemente visible para tenerlos controlados.

Continuó con su comida con suma tranquilidad. De vez en cuando observaba de reojo aquella mesa. Necesitaba estar al tanto para no perder la oportunidad que buscaba.

Y así fue. Terminó su comida y mientras esperaba abrió los sobres de kétchup que había reservado para verterlos en su coca cola. Introdujo su tenedor para moverlo un poco y listo para tomar. Pero algo le interrumpió.

La persona a la que buscaba se levantó de su mesa y se dirigió hacia el baño de caballeros. A lo cual, ocultó el cuchillo lunch en la manga de su camisa y lo siguió para realizar su cometido.

Entró en el baño y se lavó las manos mientras un tercer hombre que nada tenía que ver con aquello terminaba de lavarse las suyas para salir.
Entonces con delicadeza sacó el cuchillo lunch y atrancó la puerta clavándolo justo en el pliegue de la bisagra, de forma que no abrirían la puerta.

Observó el baño rápidamente y llamó a la puerta del retrete donde se encontraba el hombre que buscaba.

- ¡Joder! Estoy meando.

- Disculpe caballero.


Retrocedió unos pasos hacia tras y en una embestida sacudió la puerta de una patada. La puerta cedió fácilmente, pues era de una madera muy fina. El típico mobiliario cutre de un bar restaurante aún más cutre.

El tipo balbuceaba algo mientras intentaba ponerse en pie con la puerta sobre su espalda. El pobre desgraciado se había roto la mandíbula con la cisterna del retrete y dislocado algún que otro dedo, el golpe le pilló intentando subirse la bragueta.

- No te levantes o será peor gilipollas.

Dijo mientras pisaba la puerta para impedir cualquier movimiento de aquel tipo.

- Hoy no te pasará nada más si haces lo que te diga. Si me cabreas te saco los ojos y se los hago comer a tu amigo de ahí fuera.

Un sollozo y un sonido balbuceante salieron de debajo de la puerta. Entonces pisó más fuerte.

- Vas a pagar lo que debes. Tienes una semana y el interés ha subido al doble. No sirven tus lloriqueos conmigo, te he visto malgastar el dinero que debes en putas. Cosa que quizás a tu mujer no le gustaría saber.

Otro balbuceo de afirmación se oyó.

- Una cosa más. Voy a salir de este baño y tú no saldrás hasta dentro de 15 o 20 minutos. Dirás a todos que te has tropezado por que ibas muy bebido. Si oigo que dices algo distinto… tendremos otra charla en algún lugar más privado.

El tipo sollozaba, estaba cagado de miedo. Cosa que le aseguró la situación.

Se dirigió a la puerta y al desatrancó. Al salir había un hombre con un crío.

- Yo esperaría un poco. Hay un tipo dentro que se ha caído borracho y está montando una escena que no sería muy conveniente quizás para el crío.

- Gracias.

El tipo de marchó y él siguió hasta su mesa. Depositando el cuchillo junto al resto de cubiertos. No se sentó. Se puso su chaqueta, dejó unos billetes sobre la mesa y de un trago se tomó su Coca Cola con Kétchup.

Se marchó sin prestar atención al camarero que le intentaba dar el cambio de la comida.