Las palabras se convirtieron en pasado, los pasos anidaron tiempo en sus entrañas y las marcas que dejaron hacía tiempo que se desvanecían con el paso de Cronos.
Era curioso pararse a pensar cuanto tiempo había pasado desde la última vez y todo lo que sufrió para mutar el cambio que necesitaba. Pero sonrió y cerró los ojos.
El nuevo aire penetraba una vez más en sus pulmones, mientras la melancolía inundaba su mente trasladándole hasta momentos ya pasados, buenos momentos sin duda. Miraba al cielo con los ojos cerrados y sonreía pensando en lo que dejó atrás… Familia, amigos, compañeros, conocidos… personas de las cuáles se había alejado y distanciado; personas de las que era necesario separarse para poder avanzar en el camino.
Estiró los brazos como si esperase recibir el abrazo más grande que jamás habría notado un ser humano. Cerró los ojos con más fuerza y volvió a sonreír. Pensó en aquellas personas que formaron parte de su vida y que dejó atrás… personas que la distancia había roto casi el contacto, personas que fueron pilares importantes en determinado momento de su vida y que contribuyeron en la forja de su alma.
Sus pies se pusieron de puntillas, estirando su cuello hasta el cielo azul. Abrió los ojos, miró las nubes y asintió con la cabeza. Estaba dispuesto a volar hacia lo más alto.
Volvió a pensar en que había dejado todo eso para apostar por un nuevo sueño. Una lágrima irrumpió por su mejilla derecha. Su gesto era más serio y sus pómulos tensaron el resto de su cara.
Quería volar, volar muy rápido. Poder forjar el nuevo sueño y revivir momentos felices con los pilares de su persona. Quería destruir la tierra que separaba sus dos vidas y unirlas… o simplemente mantenerlas la una al lado de la otra…
No era posible, pero se conformó con saber que aquellos seres que fusionaron su materia prima para forjar su camino estaban bien, felices y que pese a realizar sus vidas sin contar con él como un elemento común… nunca le olvidan.
Se inclinó hacia atrás y se dejó caer lentamente… no había equilibrio posible, ni tampoco fue buscado. El viento sintió su caída y segundos después al contacto con el suelo le acomodó entre el césped y la sombra de aquel viejo árbol del parque mientras esbozó una sonrisa a la par que tarareaba una vieja melodía ya común en él.